terça-feira, 18 de outubro de 2011

Carta de Despedida


Si por un instante Dios se olvidara de

que soy una marioneta de trapo y me regalara un
trozo de vida, aprovecharía ese tiempo lo más
que pudiera. Posiblemente no diría todo lo que
pienso, pero en definitiva pensaría todo lo que
digo. Daría valor a las cosas, no por lo que valen,
sino por lo que significan. Dormiría poco, soñaría
más. Entiendo que, por cada minuto que
cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos
de luz. Andaría cuando los demás se detienen,
despertaría cuando los demás duermen.
Si Dios me obsequiara un trozo de
vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol,
dejando descubierto, no solamente mi cuerpo,
sino mi alma. A los hombres les probaría ¡cuán
equivocados están al pensar que dejan de
enamorarse cuando envejecen, sin saber que
envejecen cuando dejan de enamorarse! A un
niño le daría alas, pero le dejaría que él solo
aprendiese a volar. A los viejos les enseñaría que
la muerte no llega con la vejez, sino con el olvido.
Tantas cosas he aprendido de
ustedes, los hombres... He aprendido que todo el
mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin
saber que la verdadera felicidad está en la forma
de subir la escarpada. He aprendido que cuando
un recién nacido aprieta con su pequeño puño,
por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene
atrapado por siempre. He aprendido que un
hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia
abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse.
El mañana no le está asegurado a
nadie, joven o viejo. Hoy puede ser la última vez
que veas a los que amas. Por eso no esperes
más, hazlo hoy, ya que si el mañana nunca llega,
seguramente lamentarás el día que no tomaste
tiempo para una sonrisa, un abrazo, un beso y
que estuviste muy ocupado para concederles un
último deseo.
Mantén a los que amas cerca de ti,
diles al oído lo mucho que los necesitas,
quiérelos y trátalos bien, toma tiempo para
decirles “lo siento”, “perdóname”, “por favor”,
“gracias” y todas las palabras de amor que
conoces. Nadie te recordará por tus
pensamientos secretos. Pide al Señor la fuerza y
sabiduría para expresarlos. Demuestra a tus
amigos y seres queridos cuanto te importan.”

/Gabriel García Márquez/


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